viernes, 10 de julio de 2009

En Etiopía

Estuve viendo unos videos de los católicos en Etiopía. ¡Quedé fascinado!

Los Domingos, muy tempranito, los sacristanes tocan unos grandes tambores para llamar a la Santa Misa.

Los fieles con mucha alegría llegan corriendo al Templo con todas sus familias.

Cuando llegan al Templo, ¡los católicos se arrodillan y besan las paredes, besan las columnas, besan el piso en donde está el Santísimo!

Los padres les explican a sus hijos que Dios ha descendido en la Eucaristía y que hasta el polvo del Templo es sagrado.

El Abbá, o sea el sacerdote, aparece en una nube de incienso y empieza la Santa Misa.

Los fieles cantan el Gloria con lágrimas de alegría porque Dios, a través del Abbá ha perdonado sus pecados.

Los lectores ayunan desde el día anterior y han estudiado la Palabra de Dios desde la madrugada, antes de proclamarla.

La Comunión es un momento conmovedor. Hay un absoluto silencio.

Ellos se cubren el rostro cuando comulgan, porque dicen que son como una esposa que va a recibir a su esposo el Señor Jesús en la Eucaristía.

Cuando termina la Santa Misa que dura tres horas, nadie se quiere ir a casa, porque dicen que quizás es la última vez que vengan a Misa.

Los hermanos en el Medio Oriente tienen un gran respeto por las cosas de Dios, especialmente por la Santa Misa.

Muchos de nosotros (incluyendo los sacerdotes) hemos perdido el respeto por la Santa Misa.

Yo me pregunto = ¿Cómo se vería uno de nosotros en una Santa Misa en Etiopía?

¿Cómo se verían entrando con el celular en un Templo en Etiopía, comiendo chupa-chupas, pegando los chiclets en el asiento y volando lengua cuando va a comulgar?

¿Qué dirían los católicos en Etiopía de alguien que a los 30 minutos, se levanta y se marcha, porque “ya cumplió con la media hora de Misa”?

Durante el mes de Julio, el Santo Padre Benedicto XVI y los católicos estamos orando por los cristianos en el Medio Oriente.

¡Un saludo!

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