lunes, 15 de junio de 2009

Alianza

Ayer celebramos la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, mejor conocida como la fiesta del “Corpus Christi”.

Siempre hablamos del “Corpus”, pero casi nunca pensamos en el “Sanguis”.

Desde el Antiguo Testamento había algo llamado “Alianza” que no es lo mismo que “Contrato”.

En un contrato se intercambiaban productos. En una alianza se intercambiaban personas.

Un contrato tenía finalización. Una alianza termina hasta que uno de los interesados muriera.

Un contrato se firma con tinta. Una alianza se sellaba con la sangre de una cabra o un cordero.

Por eso es que a los israelitas se les prohibía comer sangre = Porque la sangre estaba destinada para sellar alianzas.

No era para evitar las transfusiones, como dicen los Testigos de Jehová.

Dios hizo una alianza con Israel en donde se intercambiaban personas, era para siempre y se sellaba con sangre = “Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo”.

Algo salió mal.

Con la muerte del Señor Jesús, la antigua alianza se acabó. Por eso es que el Señor Jesús dice en la cruz “Todo está consumado”.

El velo en el lugar santísimo del Templo se rompió en dos. Allí se acabó la antigua alianza.

Entonces, nos quedamos sin alianza con Dios = NO.

El Señor Jesús hizo una Alianza Nueva y Eterna con su Iglesia. El Jueves Santo, el Señor Jesús tomó la copa de vino y dijo “Esta es mi sangre de la Nueva Alianza”.

Todo lo del Nuevo Testamento supera al Antiguo Testamento. La sangre de Cristo en la Eucaristía supera a la sangre de las cabras del Antiguo Testamento.

No es un símbolo como dicen por allí. Si fuera un símbolo, entonces el Antiguo Testamento superó el Nuevo Testamento, porque la sangre de las cabras era real.

En la Santa Misa renovamos esa Nueva Alianza con Dios cuando comulgamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. “Tú eres mi Dios y yo soy tu Pueblo”.

Los que no van el Domingo a la Santa Misa NO renuevan esa Alianza. No pregunten después porqué sus vidas son una desgracia.

¡Un saludo!

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