lunes, 22 de junio de 2009

No me gustan los berrinches

Todos los que son padres de familia han tenido la experiencia de disciplinar a un hijo que arma un berrinche.

El mocoso te grita, te dice malas palabras, te levanta la mano y te manda a la “M”. Y tú, padre de familia, le dices “Hijo, no te enojes, te puede dar un trauma psicológico”.

¿Tú que eres? ¿Eres un padre como Dios manda o qué eres?

Al hijo berrinchoso se le disciplina. PUNTO. Eso es ejercer autoridad y lo que hace un buen padre.

Las lecturas de la Santa Misa de ayer nos hablaron de eso.

Para los judíos, el mar era algo misterioso. En el mar habitaba la maldad y una cosa fea llamada “Leviatán”. Por eso los judíos tenían mucho miedo al mar.

Y miren lo que decía la primera lectura de ayer del libro de Job.

“Cuando el mar nació, Yo le puse mantillas y pañales”. “Dejarás los berrinches de tus olas. Llegarás hasta aquí”.

Dios está disciplinando al mar, que hacía berrinches y le gritaba a todo el mundo.

Dios está diciendo “¡A ese mocoso yo lo conozco! ¡Yo le puse los pañales!”.

Y si queda alguna duda, en el Evangelio el mismo Dios Todopoderoso le puso disciplina al viento y al lago.

“¡Silencio, cállate!”. (S. Marcos 4, 35-40). ¿Saben que significa todo esto?

Somos hijos de Dios. Tenemos que ejercer autoridad sobre la Naturaleza misma si es necesario.

Anda un virus llamado popularmente gripe e’ chancho. Hay gente que dice que “Yo no voy a Misa porque me puedo contagiar de la gripe e’ chancho”.

Hermanos, la Naturaleza no tiene NINGUNA autoridad sobre nosotros. Como hijos de Dios, nosotros SI tenemos autoridad sobre la Naturaleza.

¿Cuántos de nosotros sabemos que tenemos esa autoridad?

Ya saben, cuando la gripe e’ chancho o cualquier otra enfermedad los quiera alejarlos de Dios, pónganle disciplina

“¡Chó! ¡Chito! ¡Silencio! ¡Cállese y váyase para la esquina!”

¡Un saludo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario