lunes, 11 de mayo de 2009

Uva dulce, uva agria

Ayer en el Evangelio aprendimos acerca de las uvas.

Les cuento una anécdota: Un amigo del profeta Isaías compró un terreno fértil, escarbó la tierra, quitó las piedras y plantó uvas de calidad.

Ese amigo también construyó una torre de vigilancia y un lugar donde hacer el vino.

¿Adivinen qué pasó? En vez de uvas dulces le salieron uvas agrias.

¿Qué fue lo que pasó? ¿En qué falló? ¿Qué fue lo que hizo mal?

Es muy sencillo = Se preocupó por las cosas que rodeaban el campo. Se olvidó de las uvas.

En vez de podar las uvas, se puso a quitar y poner cosas alrededor del campo.

Al que tenga oídos que oiga.

Todos saben lo que ha ocurrido con el Padre Alberto Cutié.

Al igual que el amigo de la anécdota, los católicos se han preocupado más por las cosas alrededor del campo que por podar la uva.

Dicen por allí que para evitar escándalos hay que quitar el celibato, aceptar curas homosexuales y mujeres en el clero.

¡Yo pensaba que para evitar los escándalos hay que cuidar la calidad de la uva y orar por la santidad y la conversión de los sacerdotes!

Hermanos, si no nos preocupamos por las uvas, vamos a seguir cosechando uvas agrias.

El secreto para obtener uvas dulces es PODAR la planta de las hierbas marchitas. Hay que quitar de la uva lo que no sirve.

¿El sacerdote se la pasa fumando con los jóvenes? PODAR.

¿El sacerdote visitó a alguien a las 3 de la mañana, posiblemente a rezar el Rosario? PODAR.

¿Al sacerdote le dicen “Mi Gordito”, “Mi Caramelito”, “Gallinón”, “Chepe”? PODAR.

¿Andan parroquianas visitando a los sacerdotes a altas horas de la noche? PODAR

Los católicos no podemos hacer que los sacerdotes se conviertan y tengan una vida de santidad.

Lo que SI podemos hacer es ayudar a podar lo que no sirve.

¡Un saludo!

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